lunes, 22 de diciembre de 2014

APURANDO EL 2014

Los días pasan muy rápido y es entonces me acuerdo de lo que me decía mi madre cuando era niña: "no tengas prisa por crecer; hasta los veinte el tiempo es lento pero de los veinte a los treinta va más deprisa y de los treinta a los cuarenta aun pasa más rápido, y a partir de los cuarenta ya no quiero ni pensarlo, y así cada vez más". Y es cierto: cada vez el tiempo pasa más deprisa y en los últimos años se ha acelerado de tal manera que ya tengo memoria histórica, que ya llevo casi una década viviendo en este lugar en el que tengo la sensación de haber llegado hace muy poco, mi hija ya tiene siete años y nos plantamos a finales de un nuevo año. 
El 2014 ha estado lleno de cosas aunque solo sea capaz de verlo ahora, con la perspectiva. Tal vez porque desde que dejé la frenética actividad para dedicarme solo a escribir y a cuidar de Lluna los parámetros temporales ya no son los que eran y todo transcurre en una extraña y beatífica monotonía en la que mis tempos los marca el calendario escolar. Entre viaje y viaje a la escuela he intentado sacar tiempo para escribir o estudiar. Ese tiempo me ha dado para escribir una novela que ahora está macerándose y cuyo proceso de escritura y documentación me han permitido reencontrarme con mi pasado y con parte de mi historia familiar. Revolviendo por internet en busca de la memoria histórica me topé con fotos de mis abuelos y con el nombre de mi abuelo en algunos archivos de la Causa General del Franquismo: impresionante describir lo que sentí en ese momento se me hace imposible.
El escaso tiempo también me ha dado para hacer un curso on-line de Egiptología. Lo uno y lo otro lo he disfrutado una barbaridad. Pero este ha sido sobre todo el año de Lluna. A sus siete años se ha ido por primera vez de colonias y a mí me tocó hacer de abnegada y altruista madre acompañándola en calidad de madre-monitora. La experiencia valió la pena aunque ahora, cuando han pasado unos meses y la mayoría de niños de ese fin de semana o se han olvidado de mí o me giran la cara cuando me ven, he de reconocer que no me quedan ganas de volverlo a hacer. También ha sido su año lector. Las visitas semanales a la biblioteca y el descubrimiento de Gerónimo Stilton han dado para que mi enana se convierta en un ratoncillo de biblioteca. También ha estado su debut como diable en la colla dels Set Pecats Capitals de la Pobla de Mafumet, y el haber participado
toda la familia de la consecución del Primer Premio en el Concurs de Colles Infantils de Catalunya.
Este ha sido también el año en el que el cansancio y el desencanto me han llevado a hacer un alto en el camino. La muerte de dos personas profesional y personalmente importantes para mí, Josep Forment y Xavier López-Schmid, ha tenido también mucho que ver en el momento en el que me encuentro. No sé si volveré a escribir, seguramente sí porque una no puede dejar de ser lo que es, pero no sé si volveré a pelear por hacerme un sitio en el mundo literario. Me da mucha pereza y no sé si me compensa el sacrificio. Mi actividad literaria este año ha sido escasa. Gané el XIII Concurs de Relats de Dones "Paraules d'Adriana" que tenía ganas de conseguir porque lo convoca el ayuntamiento de Sant Adrià de Besós, ciudad en la que viví hace años, desde los diez hasta los veintiséis. También allí hice mi primer Club de Lectura con El Café de la Luna. El contacto con los lectores es impagable, la experiencia genial.
Otro momento interesante fue la presentación de El mapa de Callípolis de mi amigo Enrique Grangel en la biblioteca Mestra Maria Antònia de Torredembarra. Odio hablar en público pero es un lujo que piensen en una para la puesta de largo de un libro, todo un honor.
En lo personal ha sido un año estupendo. He consolidado amistades y he descubierto que algunos amigos no lo eran tanto como pensaba, nada nuevo. La familia sigue siendo el principal bastión, la única historia que me apetece seguir escribiendo de momento. Hay planes de futuro, claro. El 2015 va a ser un año importante. Profesionalmente no lo sé. He seguido enviando cosas a concursos, tantos años escribiendo dan para tener el baúl donde una guarda las historias bastante lleno.


Por lo demás, tengo dos novelas inéditas que en algún momento moveré, soy perezosa e insegura para llamar a las puertas, y otra en espera de reescritura. Me conformo con que el año que viene sea al menos igual de productivo que este, si es posible mucho más. Y espero volver a escribir. Recuperar las ganas, el placer de inventar historias, de investigar, de documentar, de hacer que los detalles cuadren... También espero volver a recuperar el placer por la lectura porque el 2014 no ha sido un buen año lector.
¿Propósitos de año nuevo? Ser feliz. Y encontrar nuevas historias que hagan que me emocione como lectora y como escritora.

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